Cuando la histórica discusión amenazaba con tornarse eterna, llegó Disney y aclaró la respuesta de una vez por todas: lo primero fue el huevo. A esa conclusión llegaron los tres expertos reunidos por la cinematográfica para celebrar-promocionar el lanzamiento en DVD de Chicken Little con un debate sobre el tema. El argumento definitivo lo aportó John Brookfield, experto en genética evolutiva de la Universidad de Nottingham (Reino Unido): el material genético de un individuo no cambia a lo largo de su vida. Por tanto, el primer pollo que vino al mundo tuvo que comenzar sus días como embrión en un huevo. La propuesta fue secundada por sus dos contertulios: el filósofo David Papineau y Charles Bournes, granjero y presidente de la empresa Great British Chicken. En cuanto a la ascendencia de tal embrión, Charles Darwin ya nos informó de que, en algún momento de la evolución, los padres de la gallina actual pertenecerían a otra especie. De hecho, incluso le encontró un exótico tatarabuelo: una variante silvestre del gallo rojo del Sudeste Asiático. Recientemente, una investigación llevada a cabo por Jonas Eriksson, de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha venido a enmendar ligeramente la plana a esa teoría. Por medio de un análisis genético, ha puesto de manifiesto que el gallo gris, otra especie también silvestre, tuvo que estar implicado en el origen de los gallos domésticos. Aunque la auténtica intervención estelar en el linaje gallináceo corresponde a una de las criaturas más cinematográficas: el T-rex. Los estudios comparativos entre esqueletos de aves actuales y de dinosaurios ya habían puesto sobre la pista de tal parentesco, y este año se ha comprobado de forma fehaciente. Con el análisis de restos de colágeno procedentes de un Tyrannosaurus rex, Chris Organ, de la Universidad de Harvard (EEUU) verificó que esa especie poseía proteínas más parecidas a las de las aves que a las de cualquier otro vertebrado de nuestros días. ¿Habrá que abrir otro debate?

Cifras
Para entenderlos mejor.

60% de los genes compartimos el pollo y los humanos. Poco, si lo comparamos con el 88% que tenemos en común con los roedores.

310 millones de años hace que vivió la última especie que podríamos considerar un ancestro común de aves y mamíferos.

22 kilos al año de estos primos lejanos consume cada persona de la parte más rica del mundo (un 20% de la población).

21 días exactamente dura su gestación.

Redacción QUO