El 19 de junio se cumplieron 31 años del estreno del montaje de Doña Rosita la soltera, la gran pieza teatral de Federico García Lorca, en una versión memorable que protagonizó Nuria Espert. Si, 31 años. Soy consciente de que no es una efeméride muy redonda, pero ya se sabe que en estos días veraniegos el redactor aburrido vive de efemérides, ya sean redondas, triangulares o poliédricas. Pero centrémonos.

Nuria Espert había obtenido en los años 70 un éxito clamoroso con una imaginativa y revolucionaria versión de Yerma, con la que consagró definitivamente su prestigio como actriz y recorrió medio mundo.

En 1980 volvió a zambulirse en el mundo lorquiano para poner en pie este montaje. Su versión de Doña Rosita la soltera supuso un nuevo triunfo artístico y es recordada por sus muchísimos méritos. Pero si yo he querido recuperarla aquí es debido a que fue la pieza que supuso la rampa de lanzamiento para una actriz excepcional, Cristina Higueras.

No era su debut. Que conste. Ya había actuado en Las Bacantes, y en Un enemigo del pueblo, de Ibsen, en el montaje protagonizado por José Bódalo. Pero con Doña Rosita… se colocó en el que sería el disparadero de su carrera posterior.

Cristina interpretaba a una de Las Manolas, nombre que recibían las tres extravagantes amigas de la protagonista de este drama, tres mujeres vivaces, alegres y libertinas, cuya actitud y sus deseos de devorar la vida a grandes mordiscos, contrastaba con la actitud triste y melancólica de la heroína.

Con Doña Rosita, Cristina tuvo además la ocasión de realizar una gira histórica, que la llevó a actuar en el Festival de Edimburgo, en Israel, y en el mismísimo Teatro Taganka de Moscú, uno de los templos mundiales del arte interpretativo, en una serie de representaciones en las que estuvieron presentes personalidades como Rafael Alberti o el mismísimo Leónidas Brezhnev.

Tras este trabajo, Cristina interpretaría por fin su primer papel protagonista. Lo haría en Francia, debutando en el Festival de Avignon con la compañía Chene Noir, con la que representó una de las piezas más famosas del dramaturgo japonés Yukio Mishima, titulada Aya no tsuzumi. Luego, unos años depsués, se reincorporaría a la compañía de Nuria Espert para trabajar en la reposición de Yerma, con la que conseguirían otro gran éxito y realizarían nuevamente una gira espectacular.

Pero si quería resaltar a estas alturas el trabajo de Cristina en Doña Rosita la soltera es porque, de vez en cuando, no está de más recordar que las grandes actrices no surgen de la nada. Que su popularidad y su prestigio se han ido labrando poco a poco. Primero con papeles más pequeños, a veces incluso con trabajos indginos de su talento, y también, afortunadamente, con experiencias profesionales tan maravillosas cómo (imagino) debió de ser trabajar en un montaje de esta categoría.

Ahora… 31 años después, además de una actriz excelente, la Higueras es también una productora con un gusto exquisito. ¿Para cuando tú próximo proyecto, Cristina? Tus fans lo esperamos con impaciencia.

PD. Por cierto, si áun no han visto su último espectáculo, Galdosiana, y tienen ocasión de hacerlo, no se lo pierdan.

PD2. Si, ya se que la foto está un poco picada. Pero es que parte de nuestro archivo no estaba conservado en las mejores condiciones. Milagro es que haya sobrevivido.

Vicente Fernández López