P. ¿Qué diferencia entre genética y epigenética?

R. La primera es el abecedario de la vida. La segunda sería toda la ortografía y la gramática que lo rodea, la que da sentido a todo ese alfabeto. A nivel más científico, la genética es la secuencia del ADN y la epigenética toda esa serie de marcas químicas que lo regulan.

P. ¿Se nace con ellas o se van determinando a lo largo de la vida?

R.Ambas nos definen como homo sapiens. Además de la genética heredada que procede de los padres, de los padres de los padres, etc, tenemos una epigenética que se adapta un poco más al medio ambiente. Hay hábitos tóxicos que pueden incidir en esas marcas químicas que regulan la expresión de los genes.

P. ¿Influye en ello el estado emocional?

R. Cuanto más fuerte sea el insulto ambiental que nos llega, más cambian los patrones químicos. Por ejemplo, el tabaco modifica mucho la epigenética. Hay otros factores clásicos, como los rayos ultravioletas, que inciden en los factores epigenéticos y otros difíciles de medir como la alimentación. También están los factores emocionales. Aquellos que están relacionados con una liberación alterada de hormonas. Suelen ser cambios leves. Pero el 30% del cáncer del mundo es debido al consumo de tabaco(pulmón, cuello y vejiga). Sabemos que las células del epitelio pulmonar de los fumadores están alteradas a nivel epigenético. Aunque a simple vista no veamos ningún tumor, está en camino. Hay otras enfermedades, como las cardiovasculares, en las que estos factores influyen.

“Solo el 10% de los tumores son heredados”

P. ¿Cuánto hay de genético y de epigenético en un cáncer?

R. De todos los tumores humanos, solo un 10% son heredados. El 90% restante se adquieren por azar, por hábito tóxico o por ambos. Lógicamente, al vivir más tiempo tenemos más probabilidades de padecer cáncer, de que se produzcan errores en nuestro material genético, pero esos errores se incrementan si tenemos hábitos tóxicos. Podemos pensar que cuantas más veces visitamos un casino, más probabilidades hay de que nos toque. Cuanto más fichas compramos, más posibilidades. Pues es mucho más probable que te toque el cáncer que el premio del casino. No hay ningún tumor puramente genético o epigenético. Todos son mezcla de ambos. Ambas alteraciones conviven para acelerar el tumor. Es como un pequeño microcosmos que está evolucionando continuamente y se aprovecha de todo: alteraciones genéticas, epigenéticas, etc.Un estilo de vida adecuado podría retardar su aparición incluso en los heredados.

P. ¿Hay fármacos epigenéticos?

R. Existen seis para el tratamiento del cáncer. Han sido probados en el contexto de las enfermedades hematológicas, en el tratamiento de leucemias y linfomas. Trabajan alterando la epigenética para que vuelvan a expresar genes supresores de tumores. Hasta hace relativamente poco todos los tumores se trataban igual si tenían el mismo estado clínico. Ahora hay cada vez más medicina personalizada. En función del tipo de molecular, se trata de una forma o de otra. Estos tratamientos apenas llegan en la actualidad al 25%, pero hace 15 años eran del 0%. En unos años, todos se tratarán en función de la estructura moleculas que tengan.

P. Parece que el cáncer ya no es tan mortal como era.

R. Hace veinte años, el 80% de las personas que desarrollaba un cáncer moría de la enfermnedad. Ahora un 40% sobre una predicción de supervivencia a 10 años. De todas maneras, hablar de porcentajes es peligroso. Cada tipo es distinto. Hay subtipos de leucemia que se superan el 100% y otros que no se pueden revertir. A nivel estadístico, cada año aumenta en 2% el porcentaje de tumores que se curan.

P. ¿Por qué se produce el cáncer?

R. Por un proceso de envejecimiento. Cuantos más años vivimos, más probabilidades tenemos de que aparezca. El pico del tumor aparece entre los 60-65 años, que es una edad a la que la gente no llegaba hace solo unas décadas. Hoy tenemos una esperanza de vida de unos 85 años. Vivimos mucho más y las células se dividen muchas veces durante un día. En cada división celular se puede producir un error. Ese error se elimina normalmente, pero si confiere una ventaja, la célula crece de forma exponencial, y termina matando al paciente. La célula tumoral, en sí, es joven, no muere, es inmortal. Todo lo que viene del mundo del envejecimiento nos puede servir de forma reversa para luchar contra el cáncer.

Marta García Fernández