El pasado mes de noviembre se publicó, a bombo y platillo, la secuencia completa del ADN del mamut lanudo.

Inmediatamente, esta bestia colosal se incorporó a la lista de especies extintas que podrían volver a la vida. “Algún día alguien lo intentará”, según Stephan Schuster, biólogo molecular de la Pennsylvania State University en University Park, y uno de los máximos responsables del proyecto genoma mamut.

La receta para una resurrección requiere cierta cantidad de ADN intacto y una madre de alquiler; es decir, una hembra de una especie viva que pueda albergar en su útero, y llevar a término, un clon inseminado del animal extinto.

Una elefanta sería una buena candidata para gestar el mamut lanudo del siglo XXI.

Al morir una criatura, el ADN que sobrevive se deteriora rápidamente atacado por el sol y las bacterias. Por ello “solo merece la pena estudiar especímenes que tengan menos de 100.000 años”, según Schuster.

Además, hay buenas y malas condiciones para que el ADN se preserve.

Si tu espécimen se congela hasta morir en una extensión vasta y helada como Siberia, o se extingue en una región muy seca, la probabilidad de encontrar genes intactos es mayor que si muere en un humedal.

Nadie dice que provocar la resurrección de una especie que ya no existe sea tarea fácil. Pero hace 50 años, ¿quién habría dicho que po­dría­mos curar enfermedades hereditarias, clonar mamíferos y acercarnos a crear vida artificial? Si al­gún día contamos con la tecnología necesaria, estas son las once criaturas con más opciones de volver a rugir.

Redacción QUO