Pregunta: Ya, pero otros economistas, sexies o no, opinan lo contrario. Utilizan datos económicos para mostrarnos lo rentable que será luchar contra el cambio climático. Pienso en el famoso informe de Stern, uno de los asesores del presidente de mi país.
Respuesta: Me encanta que Stern haya lanzado su informe, porque pone a la economía en el sitio que se merece. El cambio climático es un problema más económico que científico o ecologista. No consite en discutir si existe o no (ya sabemos que existe), sino en discutir sobre cómo debemos actuar contra él y qué lugar debe ocupar en la escala de prioridades. Desde hace siglos sabemos científicamente qué causa la malaria, pero no hemos sabido detenerla… Saber qué causa el cambio climático tampoco nos garantiza que estemos haciendo lo correcto para detenerlo.
Pregunta: Entonces, ¿no me digas que coincides con Stern?
Respuesta: Es imposible coincidir con él. Todos los trabajos publicados sobre la materia dicen lo contrario que dice Stern. Él cree que podríamos obtener un beneficio tremendo para la Humanidad invirtiendo un 1% del Producto Interior Bruto Global. Los datos reconocen dos cosas. Una, que en realidad el coste sería muy superior (hasta el 3%). Dos, que eso solo funcionaría si todos los gobiernos del mundo optaran por las estrategias más inteligentes al unísono. No creo ofender a los políticos si te digo que este supuesto me parece harto improbable.
Pregunta: Pero incluso en el caso de que no se cumplan esas expectativas, ¿no sería bueno que se intentara? Al menos, reconocerás que reducir las emisiones de CO2 es una buena cosa… ¿o tampoco?
Respuesta: Es cierto. Pero no la mejor cosa. La evidencia nos demuestra que el CO2 importa, aunque creo que reducir las emisiones de CO2 drásticamente es una estrategia demasiado cara para obtener muy poco beneficio para el medio.
Pregunta: Sinceramente, yendo tan a contracorriente, ¿no te has sentido temeroso de estar equivocado alguna vez?
Respuesta: Es inevitable cuestionarte eso alguna vez. Pero te diré que mis oponentes me dan las mejores razones para confirmarme que no debo estar demasiado equivocado. Porque si mis argumentos fueran erróneos, los usarían contra mí. Pero no lo hacen; se limitan a refutarme diciendo “no es climatólogo, no está cualificado para hablar, es demasiado joven, o es demasiado viejo, o está pagado por las petroleras…” Tratan de ridiculizarme, en lugar de discutirme. Además, hay una impresionante cantidad de evidencias que me demuestran que si realmente quieres cambiar el mundo, hay miles de causas mejores que el cambio climático.
Pregunta: ¿Esa reflexión es la que os hacéis en el Copenhagen Consensus Center que diriges?
Respuesta: Sí; nos gusta reunir a unos cuantos expertos (muchos premios Nobel entre ellos) y preguntarles: “¿Qué harías si fueras Bill Gates? ¿En qué buena acción te gastarías 50.000 millones de dólares?” Cuando colocas a docenas de expertos en esta situación y les dejas pensar un buen rato, el cambio climático se cae a las zonas más bajas de la lista de prioridades.
Pregunta: Sí, pero también hay casos contrarios. Otros supermillonarios, como Richard Branson (propietario de Virgin), están gastando mucho dinero en combatir el cambio climático.
Respuesta: Cierto. Branson ha puesto 3.000 millones de dolares al servicio de la lucha contra el calentamiento. Quizá si yo tuviera ese dinero, lo gastaría en otras cosas (el sida, la desnutrición…). Pero yo no tengo el problema de imagen que tiene él. Se ha hecho rico, principalmente, gracias a una empresa que emite C02: una compañía aérea. Y este es otro punto importante para entender el bum de algunas posturas ecologistas. Muchas empresas creen que la mejor manera de mejorar su imagen de marca es parecer más verde, y otras muchas se han dado cuenta de que parecer más verde es una manera sencilla de hacer más dinero.
Pregunta: ¿Te has sentido amenazado por decir estas cosas?
Respuesta: Sorprendentemente, me he encontrado con muy pocos incidentes personales. Quizá sea debido a que vivo en Dinamarca. O quizá porque, cuando la gente me escucha o me conoce, se da cuenta de que no soy un demonio. No soy un extremista defensor del petróleo, o cosas así…
Pregunta: Al Gore sí debe de pensarlo…
Respuesta: Sencillamente, él no quiere saber nada de mí. En muchas ocasiones ha cancelado su presencia en los medios cuando se ha enterado de que yo estaba invitado. En la BBC se ausentó de un coloquio con siete personas porque mi nombre estaba entre ellas.
Pregunta: Oye, aquí hace un frío que pela y yo he dejado Madrid a 18 grados en pleno invierno. Dinamarca es un país rico y frío. Debe de ser muy fácil desde aquí hablar de que el calentamiento global no es tan grave, mientras en España padecemos sequías, olas de calor, desertificación…
Respuesta: Es cierto que, en términos generales, Dinamarca ganaría si las temperaturas subieran un poco en el planeta. Los países nórdicos seríamos beneficiarios del calentamiento global, y es probablemente cierto que España perdería algo, sufriría en ese nuevo panorama ambiental. De hecho, todos los países del sur de Europa van a sufrir más que ganar con el calentamiento. Pero incluso en ese entorno, no creo que reducir las emisiones de CO2 en España fuera a ayudar mucho a conseguir un país mejor preparado para combatir los efectos del aumento de las temperaturas. Más bien lo contrario.
Pregunta: En países como España, con una variabilidad climática tan grande, a los ciudadanos les preocupan cada vez más los extremos (sequías, inundaciones…).
Respuesta: Sí. Y esas cosas suelen reforzar la idea de que estamos viviendo un momento climático excepcional a nivel global. Que vamos hacia la catástrofe. Pero nadie recuerda que estos fenómenos extremos han pasado también desde hace cientos y miles de años. Hace 500 años padecíamos las mismas sequías, las mismas inundaciones… y entonces la culpa se la atribuíamos a las brujas.

Redacción QUO